Las contracciones excéntricas son las que desaceleran, controlan el movimiento, responsables del cambio de ritmo y amortiguación.
Los principales efectos positivos del entrenamiento excéntrico podríamos resumirlos en los siguientes:
– Genera una mayor cantidad de tensión que el resto de acciones (Johnson et al., 1976)
– El gasto energético es menor (Lastayo et al., 1999)
– Requieren un control neuromuscular diferenciado del resto de acciones (Enoka, 1996)
– Después de un periodo de entrenamiento disminuye el dolor y la debilidad muscular (Balnave y Thompson 1993, Chen y Hsieh, 2001)
– Un ejercicio excéntrico moderado puede prevenir lesiones en la competición deportiva (Proske y Morgan, 2001)
– Mejora la recuperación en tendinopatía rotuliana (Alfredson et al., 2001, Cannell et al., 2001)
– Provoca una mayor hipertrofía con respecto al trabajo concéntrico o isométrico (Hortobagy, 2001). Siendo superior si el trabajo excéntrico se realiza a altas velocidades (Farthing y Chillibeck, 2003).
– Aumenta el número de sarcómeros en serie (Jones et al., 1997, Brockett, 2001), lo cual, provoca un cambio en la relación tensión/longitud lo que se traduce en una respuesta protectora a esfuerzos similares o superiores.
¿Qué es una polea cónica?
La polea cónica isoinercial almacena la energía que el sujeto genera en la fase concéntrica del movimiento en forma de inercia en un volante y la transforma en energía cinética a través del giro del mismo; dicha energía será frenada durante la fase excéntrica. La fuerza de resistencia generada es dinámica y proporcional a la generada por el sujeto. Esta tecnología se está utilizando actualmente con muy buenos resultados en las áreas de entrenamiento y rehabilitación y readaptación.