La fascia constituye una red tridimensional colagenosa, ininterrumpida e inervada, que envuelve músculos, huesos y articulaciones protegiendo y manteniendo el cuerpo unido con una estabilidad funcional de todo el cuerpo, en ocasiones se producen zonas de retracción fascial que interrumpen esta armonía estructural y deben ser liberadas mediante esta terapia, alivia dolor permite la mejora de rendimiento y resuelve diversas patologías de forma completa.
Ese cambio estructural de la fascia provoca disfunciones miofasciales, que interfieren notablemente en la calidad de vida del paciente, causando molestias y dolores. Estos pueden ser debidos a:
- Malos hábitos posturales
- Inmovilización prolongada local o global (encamamiento, yesos, etc.)
- Trauma repetitivo: exceso de uso o mal uso (higiene postural y dinámica en el trabajo, ejercicio mal ejecutado, exceso de ejercicio, sobrecarga tras una competición…)
- Traumatismos: golpes, caídas…
- Problemas derivados tras una recuperación quirúrgica
- Nutrición inadecuada, intolerancias, ingesta de tóxicos…
- Causas emocionales relacionadas con el estrés