Muchos pacientes que acuden a nuestro centro, Aureum Fisioterapia, nos preguntan si su dolor de cabeza se puede tratar mediante las técnicas que ostentan la fisioterapia y la osteopatía.
Esta dolencia es muy variopinta y deben diferenciarse patologías como las cefaleas tensionales y las migrañas. Sufrir una u otra depende de factores distintos ya que proceden de orígenes dispares y los síntomas que se reproducen son también diferentes, según cuál de ellas padezcamos. En base a ello, tras confirmar las causas podremos determinar si la aplicación de los métodos fisioterapéuticos (u osteopáticos) son eficaces contra esta odiosa sensación que, todos, queremos evitar, y desarrollar el tratamiento oportuno que logre mitigar el impacto del dolor de cabeza dadas las terribles consecuencias que genera para nuestro buen estado de salud.
La cefalea tensional
Este tipo de dolor de cabeza bilateral suele presentarse con sensación de presión, de una intensidad soportable, que permanece unos minutos. Afecta, por norma general, a más hombres que mujeres, quienes sienten esta molestia menos de 15 días al mes. Si su duración fuese mayor se convertiría en crónica.
La aparición de este tipo de dolor de cabeza suele deberse a la tensión que ejercemos de algunos músculos pericraneales, como el frontal o el occipital (en la nuca); a la misma en la musculatura motora cervical (trapecio, esternocleidomastoideo, oblicuos mayor y menor, rectos mayor y menor, esplenio del cuello y de la cabeza, etc.); o, a dolor referido de los nervios cervicales (C1-C2-C3) y del ramo oftálmico del nervio Trigémino (par craneal V).
Las cefaleas estacionales tienen un alto porcentaje de éxito cuando se les aplica el apropiado tratamiento fisioterápico/osteopático. Normalmente, entorno al 90% de pacientes se ha mostrado recuperado de las molestias causadas por éstas en no más de cinco sesiones. ¿Cómo se logra? Trabajando las correcciones posturales correspondientes y la musculatura que causa los síntomas, así como mediar para tratar de eliminar todas esas situaciones que provocan las cefaleas: estrés, falta de sueño o mal sueño, mala alimentación, sedentarismo… Con un control sobre todo ello y analizando la ATM (articulación temporomandibular), por si aporta síntomas a la cefalea, podremos diseñar el tratamiento idóneo que nos ayude a combatirlas y a disfrutar de una vida más llevadera, sin estos dolores de cabeza.
La migraña o jaqueca
A diferencia de las cefaleas, la migraña es un dolor unilateral de cabeza, con distintas fases, punzante y pulsátil, que se produce de forma periódica, con una duración de entre 4-70 horas, más presente en mujeres que en hombres. En estos casos, el dolor de cabeza no es el único síntoma, sino que suele ir acompañado de otros como náuseas y vómitos, irritabilidad nerviosa, fotofobia, mareos, parestesias en el cuero cabelludo…
También, en contraposición a lo antes hablado sobre las cefaleas, en el caso de las migrañas, existen distinciones importantes. Por ejemplo, éstas no tienen unas causas concretas con base sólida que preestablezcan su aparición, pero sí ciertos indicios que apuntan en distintas direcciones:
- La ingesta de ciertos alimentos: alimentos procesados, alimentos demasiado salados, quesos muy curados…
- Comer a deshoras o saltarse comidas.
- Los cambios hormonales en la mujer, como decíamos, el género que más la sufre.
- Estrés.
- Falta de sueño o dormir demasiadas horas seguidas.
- Tomar ciertos medicamentos como que pueden aumentar los síntomas migrañosos como vasodilatadores o anticonceptivos orales.
- Hiperestimulación sensorial: luces brillantes, olores fuertes poco comunes…
Debido a ello, podemos ser más propensos a sufrir este tipo de dolor de cabeza. Si queremos identificarlo, pero, podemos hacerlo prestando atención a las fases que las migrañas presentan. De esta manera, tendremos más información para desarrollar el tratamiento meritorio en caso de querer acudir a la fisioterapia u osteopatía, para hallar una solución.
Fases
- Prodrome o fase premonitoria: Suele aparecer horas o incluso días antes de la migraña y se caracteriza por síntomas dispares totalmente, tales como depresión/euforia, lentitud mental/hiperactividad, aumento de la sed, ansia de comer determinados alimentos, fotofobia, fonofobia, aumento de la orina/retención, diarrea/estreñimiento…
- Aura: Entre el 15-20% de los pacientes con migrañas sufren los efectos de esta fase. El más frecuente es el aura visual en el que suelen presentarse destellos, dificultad para enfocar y alucinaciones, en algunos casos. Otras auras posibles son las auras sensitiva (hormigueos y parestesias) y disfásica (alteración del lenguaje), pero son menos comunes.
- Fase de dolor: Dolor de cabeza leve que aumenta en intensidad. Suele ser un dolor pulsátil (como un latido) en un lado de la cabeza (alrededor de ojos y sienes) que empeora con luces y ruidos. En esta fase se suelen presentar las náuseas y, a veces, el vómito, reparador del dolor en algunos casos.
- Postdrome o fase de resolución: Los síntomas van disminuyendo paulatinamente hasta desaparecer. Se produce el llamado efecto «resaca», un período temporal en el que vamos despidiéndonos de las molestias de la migraña, que va acompañado de somnolencia, dificultad de concentración e hipersensibilidad al ruido. Aunque ya mejora nuestra situación, el 80% de los pacientes reconoce todavía encontrarse mal en esta fase.
Para la aplicación del tratamiento oportuno que ponga fin a esta dolencia, en este caso, no podemos objetivar el porcentaje de éxito como sí sucedía con las cefaleas. Hay migrañas y migrañas; algunas de evolución mucho más complicada que otras, que hallan su mejoría tras unas veinte sesiones, estableciendo las “crisis” mucho más espaciadas en el tiempo.
No obstante, aunque en este caso la complicación es mayor y su disolución no está garantizada, trabajando en ciertos aspectos juntos, logramos paliar, notoriamente, el impacto de los contratiempos que suponen. ¿Cómo?
Pues llevando a cabo masajes y ejercicios de fisioterapia dirigidos a la musculatura de cuello y espalda (zona suboccipital y tórax, puntos gatillos de la musculatura cervical…); con osteopatía estructural (centrada en las tres primeras vértebras cervicales, tórax, costillas y pelvis); osteopatía craneal, osteopatía visceral y fijándonos, una vez más, en la ATM (articulación temporomandibular).