La osteoartritis o, más reconocida como artrosis, es una enfermedad degenerativa articular natural y muy frecuente, que se produce por la “destrucción” del cartílago hialino, que es el que recubre las superficies óseas. Al desaparecer esta barrera que actúa como amortiguador y protege los extremos de los huesos, favoreciendo el movimiento de cualquier articulación; éstos pueden llegar a rozarse entre sí y, eso, produce dolor, característica intrínseca de esta patología.
Suele aparecer cuando le exigimos un esfuerzo a la articulación y, por lo general, éste empeora con el agravamiento de la enfermedad, llegando a sucederse, incluso, estando en reposo.
La artrosis afecta ya a más del 43% de la población mayor de 40 años. Un dato preocupante que, como fisioterapeutas, nos inquieta. Es por esta razón, por la que hoy, en esta nueva entrada en nuestro blog de Aureum Fisioterapia, queremos dedicar unas líneas a hablar de esta enfermedad y a esclarecer algunas dudas que suelen girar en torno a ella.
Causas de la artrosis
Ya hemos dicho que esta enfermedad se produce de forma natural, mayormente, por el paso de los años, y puede verse agravada por distintos factores muy comunes en la agitada vida que nos corresponde, hoy en día: falta de descanso, estrés, problemas de sobrepeso y obesidad, debilidad muscular, etc.
No está claro, pero, todavía, si la artrosis es una única enfermedad o un espectro de patologías con unas manifestaciones clínicas y radiológicas similares. Por eso, también se habla de dos tipos de artrosis, la primaria (que no tendría una causa justificada exacta) y la secundaria (asociada como consecuencia a otras patologías: diabetes, displasias óseas, malformaciones congénitas, fracturas y lesiones ligamentosas,…). Hay, también, una fuerte evidencia sobre la relación de asociación existente entre aquellas personas que han sufrido una lesión previa o inestabilidad de la articulación, con el posterior desarrollo de la artrosis. Cualquier enfermedad en la articulación o próxima a ella puede inducir a una artrosis secundaria.
Sea más o menos conocida la causa de la enfermedad, sí hay factores específicos que se encuentran, como ya hemos mencionado, estrechamente ligados a su desarrollo: sexo, edad, problemas de peso, repetidos traumatismos, genética…
¿Cómo tratar la artrosis?
Los fisioterapeutas, como medida principal, insistimos en la importancia de tener presente la necesidad de hacer ejercicio, pues la inactividad aumenta el dolor y, en el proceso de recuperación, es fundamental darles a las articulaciones el trabajo mínimo previo que necesitan. Pero entendemos que el dolor es complicado, por esta razón, la gimnasia acuática, se ha convertido en un gran apoyo para alcanzar dicho fin, ya que reduce la carga que soportan las articulaciones y permite realizar movimientos amplios que garantizan mucha más seguridad al ser efectuados.
Las recomendaciones recientes para un apropiado tratamiento de la artrosis sugieren la necesidad de realizar actividad física en combinación con la educación del paciente, en lo que vendría siendo la primera línea de acción en el tratamiento para este tipo de patología. Por tanto, hay que focalizarse en restablecer la función articular, aliviar las molestias, evitar la progresión y mejorar la calidad de vida del paciente.
- Tratamiento conservador: Nos centramos en modificar las actividades de la vida diaria de los pacientes con artrosis para corregir los hábitos que pueden acelerar el progreso de la enfermedad. Se realiza un trabajo de concienciación y aprendizaje para que el paciente evite la exposición prolongada a actividades o movimientos que la aceleren. La fisioterapia, en este proceso, se hace presente a través de los ejercicios isométricos e isocinéticos, con los que trabajamos el fortalecimiento de la musculatura adyacente a la articulación lesionada. Por otro lado, técnicas como la masoterapia (uso de distintas técnicas de masaje con fines terapéuticos) evitan el deterioro del rango articular, que en combinación con la electroterapia o los baños de parafina, permiten reducir el dolor, mejorando al mismo tiempo la inflamación. Dentro de este tratamiento más conservador, además de la fisioterapia como método físico, cabría espacio para el tratamiento médico, basado en la prescripción de analgésicos y antiinflamatorios los cuales permiten la disminución del dolor.
- Tratamiento quirúrgico: Cuando el avance de la enfermedad es notorio y la aplicación de las metodologías anteriores no son funcionales, además de padecer un dolor intratable, se replante el tratamiento con cirugía. Dentro de las opciones que éste plantea destacan procedimientos como el desbridamiento articular, la artrodesis, la artroplastia de resección y de sustitución, o los injertos de cartílago y cultivos de condrocitos. Son opciones válidas, dentro el campo de la medicina más invasiva, que deberá estudiar cada profesional según las necesidades del paciente.