No hace tanto tiempo que nos hemos acostumbrado a oír hablar de los abdominales hipopresivos, una forma distinta de ejercitar esa misma zona de nuestro cuerpo, sólo que diferente a la de toda la vida.
Llevar a cabo los tradicionales ejercicios abdominales -o éstos más modernos- han demostrado que ambos nos ayudan -en el plano físico- a lucir un abdomen plano y fuerte, incluso, los más comprometidos con la labor, a definirlos y marcarlos en lo que, popularmente, se conoce como “la tableta de chocolate”. Pero, aunque sea beneficioso para el cuerpo en ese contexto, la verdad es que no todo lo que reluce es oro y su práctica puede provocar alteraciones y problemas inimaginables. Por ejemplo, uno de los problemas que generan es la alta presión intraabdominal y, por lo tanto, discal lumbar, lo que puede favorecer la aparición de protusiones discales y hernias. Hay que saber realizarlos, adecuadamente, para obtener resultados y, al mismo tiempo, combinarlos con el ejercicio, la dieta y el descanso meritorios. Muchas personas se han ofuscado ejerciendo decenas de repeticiones abdominales con el fin de hacer bajar el volumen de su abdomen, sin éxito. Tampoco es que el ejercicio que realizamos en ese momento no sirva de nada, pero, básicamente, la razón lógica para explicarlo es que no se puede quemar grasa focalizada en partes específicas; cuando hacemos deporte logramos que el volumen corporal se vaya reduciendo de forma proporcional.
Como hemos dicho, anteriormente, la combinación de ejercicio, dieta y descanso es la fórmula clave para obtener resultados y, los abdominales hipopresivos, más que los clásicos de siempre, son ideales para integrar a nuestra, ya, rutina del deporte, pues nos ayudan a reforzar la faja abdominal y a prevenir algunas lesiones que se suelen dar entre deportistas.
Hipopresivos (GAH) vs. abdominales comunes (Crunch)
Los ejercicios abdominales -de toda la vida- provocan un aumento de la presión abdominal, lo cual empuja el periné hacia abajo, debilitando el tono del suelo pélvico e incidiendo, directamente, en la aparición de la diástasis abdominal (separación de los músculos del recto del abdomen y/o rotura del tejido conectivo), que genera problemas posturales, digestivos e incluso prolapsos en vejiga, útero y recto, además de problemas de incontinencia. ¿Contraindicaciones? Como vemos, todas. Ahora, eso no significa que, por hacer unas repeticiones en clase, o en casa, vaya a suceder nada. Eso sí, lo que mejor recomendamos, desde aquí, son los ejercicios de esta índole en los que la espalda se mantiene “recta” o en posición neutral, como, por ejemplo, la plancha o en las modalidades de hipopresivos.
En la GAH (Gimnasia Abdominal Hipopresiva) se realizan una serie de ejercicios respiratorios y posturales en los que, a través de la apnea, se elimina la presión que se da en la zona abdominal, tanto en condiciones normales como durante la realización de actividad física, provocando justo lo contrario, una presión negativa -o de succión- en la zona abdominal. Gracias a eso, trabajar estos ejercicios no sólo puede ayudarnos a reducir el perímetro de la cintura, sino que, además, previenen los problemas que comentábamos en relación a la faja abdominal y el suelo pélvico, a través del trabajo postural.
La reducción de la cintura se da por medio de esa corrección postural, no por la quema de grasa, y es que la práctica continuada de estos ejercicios da como resultado el aumento del tono del musculo transverso del abdomen y el “recogimiento” del tejido interno.
Beneficios de la GAH
Los ejercicios hipopresivos son útiles para trabajar la musculatura abdominal profunda; un conjunto de músculos que normalmente no están tonificados y que sirven de sostén para toda la columna vertebral.
La técnica para dominarlos de primeras es compleja, ya que no se basa en la repetición continua de las “subidas y bajadas” de tronco que contraen y estiran esos músculos, sino que va más allá y, como decíamos, combina un gran control de la respiración (ya que se vacían los pulmones de aire y se realizan los ejercicios en apnea), con un trabajo importante del suelo pélvico sin presionar la zona abdominal y la activación de músculos lejanos, como los serratos y multífidos (situados en el dorso del tronco); todo ello, sin forzar la zona lumbar ni cervical.
El resultado es que estos ejercicios aportan mayores beneficios que la práctica tradicional de los abdominales de toda la vida y, con ello, alcanzamos varios objetivos importantes como son:
- Mejorar la postura: Trabajando la musculatura profunda dorsal y abdominal eliminamos la posible diástasis y esto repercute en que la postura sea más erguida de manera natural. En este tipo de ejercicios, por regla general, ya se pone especial énfasis en la higiene postural a la hora de realizarlos.
- Prevenir lesiones en la zona lumbar: La gimnasia abdominal hipopresiva tonifica la musculatura de soporte de la espalda y alivia la presión que ejercen las vértebras sobre los discos intervertebrales. Esto contribuye a prevenir hernias y a reducir las crisis dolorosas.
- Fortalecer el suelo pélvico: Ese conjunto de músculos y ligamentos que forman parte del llamado Core (musculatura profunda que da estabilidad a todo nuestro cuerpo) y es que el trabajo hipopresivo incide sobre toda la musculatura perianal aún y no contraerla, directamente. De esta forma, se explica que la GAH sea tan recomendada para evitar el prolapso (desprendimiento) de la vejiga y del útero, así como para consecuencias derivadas de ello, también, como la incontinencia ocasionada por la debilidad muscular derivada del embarazo, el parto, la menopausia, las intervenciones ginecológicas, las cirugías de próstata y/u otras intervenciones en la zona pélvica.
- Musculatura y dolor: Son una herramienta muy poderosa para reeducar la musculatura y reducir el dolor en patologías que no permiten realizar ejercicio físico más intenso.