Una de las especialidades de nuestra clínica es la osteopatía. A lo largo de estos meses, no hemos hablado de ella -en nuestro blog- tanto como, quizás, deberíamos. En verdad, es un pilar fundamental en el trabajo que realizamos en Aureum Fisioterapia y, por eso, hoy en esta nueva entrada vamos a hablar de esta terapia, vital en la recuperación y rehabilitación de nuestros pacientes.
¿Qué es la osteopatía?
Primero, pasaremos a definir qué es y, posteriormente, hablaremos de los diferentes tipos que hay y los beneficios que nos ofrece en procesos de curación de distintas patologías. Así que, empezamos definiendo la osteopatía como un conjunto de técnicas manuales y tratamientos no invasivos, que se emplean para tratar lesiones y aliviar molestias, y dolores, a través de la recuperación del equilibrio orgánico.
La característica más destacada de ésta es su visión holística del cuerpo, es decir, entiende la totalidad del cuerpo humano como una unidad completa y no como un conjunto separado de órganos. De esta manera, cuando se deben tratar las lesiones, se hace desde su origen, analizando las posibles causas. Además, trabaja potenciando la homeostasis, que es la capacidad de los seres vivos de mantener un estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo en condiciones estables favorables, para la realización de las funciones orgánicas que precisa para sobrevivir y funcionar apropiadamente.
Es importante recalcar que esta función debe ser ejercida por un osteópata titulado, pues solo como profesional sabrá estudiar el caso como es debido y determinar las técnicas oportunas para evitar lesiones o efectos colaterales negativos.
Tipos de osteopatía
En osteopatía, podemos diferenciar tres tipologías concretas. Por un lado, tenemos la osteopatía estructural. Como su nombre indica, este tipo de osteopatía se centra en la estructura del cuerpo, es decir, en el sistema músculo-esquelético y se emplea en la corrección y recuperación de lesiones relacionadas con alteraciones en huesos y músculos.
Una segunda tipología es la osteopatía visceral. Una vez más, su denominación determina el centro de su foco: vísceras y órganos vitales. Se centra en la estimulación y rehabilitación de partes de nuestro cuerpo como, por ejemplo, el aparato digestivo, el hepático o el reproductor.
Y, finalmente, un tercer tipo es la osteopatía craneal, que trabaja la relación existente entre la estructura del cráneo y el sistema nervioso. Mediante esta tipología se estimula la movilidad del líquido cefaloraquídeo, fundamental para recuperar el equilibrio orgánico.
Aplicaciones de la osteopatía
La osteopatía compone un conjunto de técnicas no intrusivas con grandes resultados que, especialmente, se ha recomendado en pacientes con lesiones crónicas, quienes ya han probado todo tipo de tratamientos y ninguno les ha ofrecido los resultados que esperaban en su recuperación.
No obstante, gracias a su amplio abanico de posibilidades y conociendo el alcance de las distintas tipologías existentes, la osteopatía está indicada para el tratamiento de patologías orgánicas muy diversas. Por ejemplo, como hemos visto, en lesiones óseo-articulares y músculo-esqueléticas, como esguinces, tendinitis o contracturas musculares. Del mismo modo que, también, es recomendable para tratar alteraciones viscerales como enfermedades digestivas y genito-urinarias: cistitis, amenorrea, trastornos menopáusicos, problemas de incontinencia…
En pacientes con dolencias respiratorias, la osteopatía también puede ofrecer buenos resultados. Incluso, para tratar el estrés emocional y psicológico, pues con ella trabajamos la relajación muscular, que brinda grandes beneficios en estos casos. Y en una última línea de acción, como hablábamos antes, tiene su aplicación en patologías neuronales como cefaleas o migrañas, trastornos del sueño, trastornos anímicos, etc.
Las diferentes técnicas que utiliza la osteopatía (una de las más importantes, la liberación miosfacial), permiten que los pacientes recuperen la calidad de vida de la que disfrutaban y observen resultados a corto plazo.
Beneficios
Los beneficios de la osteopatía son varios. Entre los más destacables:
- Busca el equilibrio y estabilidad del cuerpo: movilidad, elasticidad, coordinación…, reduciendo la probabilidad de sufrir lesiones.
- Es un tratamiento poco invasivo y no doloroso, donde el paciente no tiene que consumir fármacos, ya que se centra en la aplicación de terapias manuales.
- Trata las patologías desde su origen, mejorando el estado general del paciente y, por tanto, su calidad de vida.
- Su aplicación está recomendada para una amplia variedad de trastornos y alteraciones orgánicas.
- Su uso está recomendado para todos los públicos, de todas las edades y condiciones físicas.
- Estimula los mecanismos de salud y defensa natural.