Una de las patologías más repetitivas a día de hoy en la recuperación fisioterapéutica y osteopática proviene de recuperaciones y rehabilitaciones debidas a dolores de espalda, concretamente, muchas de ellas, a procesos causados por las famosas hernias discales.
Muchos pacientes recuerdan el momento exacto en el que ésta apareció y maldicen la hora en la que hicieron ese mal gesto, o esa postura, que les ha costado dolor y ciertas consecuencias que, realmente, pueden tener una fuerte incidencia en nuestro día a día. Realmente, pero, ese movimiento tan insignificante que persiste en la memoria por ser el detonante, no es el verdadero culpable que lo ha desencadenado todo; no son las verdaderas causas de la hernia discal.
La aparición de éstas viene de más atrás y, seguramente, de mucho tiempo gestándose por otras malas praxis que hemos sobrellevado. Evitar todo eso para huir de los efectos que puede tener una hernia discal, no sólo a nivel físico, sino también mental, por todo lo que conlleva aprender a vivir con ello y mitigar sus consecuencias; es fundamental. Por eso, es conveniente hacer hincapié en lo que decíamos sobre los -y las- auténticos causantes de su presencia, no sólo a ese pequeño instante en el que estalló, sino a todo un gran cúmulo de situaciones a partir de las cuales se generó.
Hoy, en esta nueva entrada en nuestro blog de Aureum Fisioterapia, vamos a hacer un repaso por las causas principales que ocasionan las probabilidades de sufrir una hernia discal.
Causas más frecuentes de la hernia discal
Los tratamientos de hernia discal, como decíamos, son una de las consultas más realizadas en centros como el nuestro, ya que la fisioterapia y la osteopatía se dedican a dar resolución a su recuperación, mediante el corregimiento de sus consecuencias, gracias a las cuales podemos conocer más acerca de las verdaderas causas que la han propiciado.
Cada persona es un mundo y cada cuerpo reacciona a los mismos estímulos de forma distinta, por ello, son más los puntos que se considerarían detonantes reales de la aparición -a corto o largo plazo- de una hernia discal. Desde nuestra humilde experiencia vamos a enumerar algunas de las más comunes que hemos apreciado, son las más recurrentes entre los pacientes que acuden a tratarlas, a lo largo de estos años:
- Descompensaciones, asimetrías y lesiones
Una de las características más frecuentes entre muchas de las personas que tienen hernias discales es, en general, la presencia de descompensaciones y alteraciones al nivel de la estática corporal. Es decir, hablaríamos de personas que padecen de ciertas afecciones que les han llevado a modificar sus movimientos, su forma de asentarse… y “obligar” al cuerpo a adaptarse a esas asimetrías y desequilibrios corporales, reajustándose a ellas para seguir haciendo su función. Son ejemplo de ello, tener un tipo de pisada determinada, una lesión de rodilla antigua, o una dismetría de caderas.
Toda esta biomecánica alterada genera posiciones impuestas que provocan la lateralización y rotación no favorables de las vértebras y, en consecuencia, en sus discos.
- Sobrecarga de la zona lumbar
Otra de las principales causas de la hernia discal, en este caso, de la hernia discal lumbar, se debe a una sobrecarga en la presión de los discos de esta zona.
Vértebras y discos intervertebrales están diseñados para soportar una presión y un trabajo determinado máximo. Cuando el conjunto deja de trabajar como debe, porque soporta presiones y trabajo más exigentes, alguien debe asumir, de todos modos, su funcionabilidad para seguir rindiendo al 100%. De eso se encargan las lumbares, las cuales cuando no existe, por ejemplo, buena movilidad en la parte más alta de la columna, compensan ese desajuste y asumen ellas la absorción del “trabajo” y las presiones extra.
- Disfunciones viscerales
Una tercera causa que propicia la aparición de la hernia discal es la provocada por alteraciones o disfunciones viscerales. Esta puede ser una causa más compleja de asimilar que las dos anteriores, pero el razonamiento de todo ello es muy simple. Como todos ya sabemos, todo nuestro cuerpo está conectado entre sí. Los órganos, concretamente, lo están mediante los segmentos medulares. Por lo tanto, cualquier alteración visceral como podría ser un problema de riñón, una disfunción de intestino, alteraciones en la vejiga o la próstata, afectan neurológicamente la médula.
Como consecuencia de esas disfunciones orgánicas se desequilibra la zona muscular de la columna, que puede provocar contracturas reaccionales, que, a su vez, desencadenan subluxaciones en las vértebras. Cuando esto se da, la retroalimentación neurológica pasa a formar parte fundamental del problema y es motivo de la aparición de la hernia de disco.
- Estrés y procesos emocionales
Por último, a grandes rasgos, otra de las principales causas de sufrir una hernia discal: los procesos con alta carga emocional y momentos de estrés continuos. Esta causa viene dada de un desencadenante externo, o no tan directo como podrían ser los anteriores, pero es igual de válida que el resto. Y, ¿por qué se produce? Por vivir en un constante estado negativo para nuestro organismo que provoca una alteración en el sistema nervioso.
El sistema nervioso autónomo es el encargado de realizar de forma automática las funciones vitales de nuestro organismo: respirar, hacer latir nuestro corazón, enviar oxígeno a todas las partes… Existen dos modos en los que éste puede funcionar: “modo de trabajo” o “modo de descanso y reparación”. Por regla general, lo normal es que nuestro sistema funcione en este segundo, llamado sistema nervioso parasimpático, que está vinculado a la realización de sus funciones en medio de una sensación de tranquilidad y calma. Si, por el contrario, por exigencias del guion, llevamos al otro modo a nuestro sistema nervioso (sistema nervioso simpático) éste está predominado por este tipo de sensaciones vinculadas a la tensión, el estrés y el caos. Esta alteración no deja al sistema de reparación (parasimpático) actuar, reparar, nutrir e hidratar todas las zonas vertebrales y discos y, consecuentemente, pone en tela de juicio su integridad y son mucho más vulnerables y propicias a verse aquejadas de mayores dolencias que las lleven, finalmente, a la aparición de una hernia discal.
Consulta siempre a un profesional
Estas cuatro situaciones que acabamos de describir son solo una pequeña muestra de entre las muchas posibilidades que hay, pero son las causas de hernia discal más comunes ante las que nos enfrentamos los profesionales.
Cabe destacar que es VITAL conocerlas tras el diagnóstico, para llevar a cabo un trabajo global que certifique la buena evolución y remisión de los síntomas. Desde nuestra experiencia os remitimos a confiar en la profesionalidad de expertos dedicados a ello que lleven a cabo los procesos oportunos, específicos para cada paciente, para tratar la patología y mejorar su sintomatología, llegando a eliminarla y velando por evitar su reaparición.
Si tenéis dudas acerca de esta u otras dolencias, no lo penséis más y confiad en un equipo como el nuestro. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para devolveros la normalidad y recuperar vuestra estabilidad.